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El establecimiento y uso del MIP es la acti-
vidad más lenta e involucra un cambio de
mentalidad en los usuarios. Los efectos no
son tan espectaculares como cuando se
realiza una aplicación de insecticidas, pero
tienden a ser más duraderos tratando de
llegar a la sustentabilidad del sistema.
En gran medida el establecimiento de un
MIP depende de la capacitación y edu-
cación del productor y otros miembros
de la comunidad agrícola que participan
en el programa.
Consideraciones sobre el MIP
En México el MIP está en una etapa in-
cipiente de desarrollo. Sin embargo, el
término MIP es utilizado para promover
productos, vender insectos benéficos
o promover asistencia técnica. Es im-
portante entender que el MIP no es una
tecnología con la que se puedan lograr
resultados inmediatos como cuando se
aplican insecticidas. El MIP es toda una
filosofía con un enfoque de sistemas que
considera los aspectos económicos del
productor, pero también los aspectos
ecológicos y sociales.
La aplicación de medidas de control debe
tender a la sustentabilidad del sistema,
tratando de mantener las plagas en nive-
les que no causen un daño económico.
El control de plagas no debe tener un
impacto negativo en la naturaleza, ni
producir riesgos en la salud de las per-
sonas que manejan plaguicidas o con-
sumen productos tratados con ellos.
También debe tener la aceptación de la
sociedad en la aplicación de las tácticas
de control.
En general el MIP es ecología aplicada
y como tal busca el equilibrio entre los
componentes del sistema. Para su im-
plementación se requiere una capacita-
ción permanente de tal forma que una
persona que se dedique al control de
plagas necesita conocer algo más que
los insectos plaga que atacan un culti-
vo o la densidad a la que causan daño,
o el insecticida con que se controla. Se
requieren conocimientos en el desarrollo
del cultivo, dinámica poblacional, mues-
treo, biología y ecología de poblaciones,
manejo de insecticidas, control biológico
y otros aspectos de agronomía.
Esto significa que para implementar real-
mente un MIP se requiere personal capa-
citado en los avances tecnológicos en el
control de plagas y al tanto de los acon-
tecimientos regionales que están ocu-
rriendo por cambios en la superficie de
cultivos, patrón de cultivos o condiciones
climáticas que influyen en la dinámica de
las poblaciones de insectos.
Pero sobre todo y lo más importante
es que apliquen los conocimientos ad-
quiridos para lograr la reducción de las
plagas en una forma regional, es decir,
pensando en los probables efectos pre-
sentes y futuros que las acciones de
control que recomienda pueden tener en
el sistema agroecológico.
El MIP para que sea efectivo debe apli-
carse regionalmente y ser supervisado
por personal capacitado y compro-
metido con esta filosofía. Con el MIP
no se van a acabar los problemas de
plagas, pero sí se puede convivir con
ellas, sin que causen daños significati-
vos en aspectos económicos, ecológi-
cos o sociales.
Los principios del MIP son esenciales
para la sustentabilidad de los sistemas
de producción agrícola. Para hacer la
transición de un manejo de plagas ba-
sado en productos químicos a uno con
base en estrategias ecológicas de ma-
nejo, los sistemas de producción y pro-
cesamiento deben desarrollar de manera
agresiva los recursos humanos y de in-
formación necesarios.
Sólo mediante la mejora de los recursos
de investigación y educación se podrá
garantizar la seguridad y rentabilidad de
la producción y el procesamiento de ali-
mentos y fibras. Existe una oportunidad
única para que el MIP traiga mayor bene-
ficio tanto en el medio ambiente agrícola
como en el urbano.
* Campo Experimental Valle del Yaqui,
CIRNO-INIFAP
TECNOLOGÍA