2000Agro 81 - page 15

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Además, esta vacuna preventiva es barata, no lleva 15 o 20
años ver resultados, como sucede con los OGM; sus efectos
se ven en apenas unos días. Ahora imaginemos que podemos
aplicarlo, porque es barato, a todos los cultivos del mundo.
Hasta los de jardines o huertas. Entonces, ¿podemos ser to-
dos bienvenidos a una nueva revolución agrícola?
El virus es una jeringa caliente
El uso de virus como vectores para introducir genes en las
plantas es el telón de fondo de la innovación científica del pro-
fesor Ilan Sela, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, y el pro-
fesor Haim Rabinowitch. Dicho de manera fácil: el virus actúa
como una jeringa, que es cargada con los genes que necesita
la planta. De este modo, es posible cambiar rápidamente sus
características sin modificar el código genético.
Así es como funciona: se elije el rasgo que se desea “reforzar”;
por ejemplo, mayor resistencia a hongos, a virus, mejora de
los cultivos o necesidades de agua. Estos genes entran en las
células de la planta, pero no se convierten en parte del ADN
cromosómico de las mismas.
La tecnología pareciera ser segura, dado que no cambia la
estructura genética de la planta y el proceso de inoculación de
genes no será transmitido a las generaciones futuras.
Es decir, ni la planta sufre alteraciones genéticas permanen-
tes, ni sus “hijos e hijas” se verán alterados genéticamente de
ninguna forma, preservando exactamente la misma estructura
genética de la planta original.
Los vectores, comercialmente conocidos como TraitUP™,
fueron nombrados científicamente IL-60 y 1470.
“IL-60 y 1470 son plásmidos
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extraídos del desarme del virus
del rizado amarillo del tomate (TYLCV, siglas en inglés de to-
mato yellow leaf curl virus); estos plásmidos no se despliegan
únicamente en las limitadas instalaciones de alojamiento del
TYLCV, sino más bien de una manera genérica, a través de
una amplia gama de especies de plantas, incluido el trigo (Tri-
ticum durum), pimiento (Capsicum annuum), vid (Vitis vinifera),
naranja y olivo (Olea europaea)”, afirma Sela, y agrega, “este vi-
rus también afecta a varias plantas hospedadoras, tales como
hortalizas, pimientos, frijoles, tabaco y varias otras”.
Los componentes plásmidos no se integran en el genoma de
las plantas y no son heredables. Pueden “expresarse” en el
tejido de la planta hospedadora o bien, “silenciar” los genes
deseados (algo así como ocultarlos, hacerlos pasar a la clan-
destinidad para que el virus matón no lo “encuentre” y, por
tanto, no los ataque).
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